Lo natural no es inocuo

Puede que te sorprenda que te diga esto, pero es que hay mucho fanatismo y eso lleva a olvidarnos de la responsabilidad que tenemos como guías en este rubro sobre la salud.

A veces nos fanatizamos con algo y nos olvidamos de sus contras, porque todo lo tiene, incluso lo más bello, incluso lo que creemos “más sano”. La clave está en el equilibrio y en conocer lo más que podamos con qué estamos interactuando. Porque podemos poner en riesgo nuestra salud y es contradictorio que busquemos estar más saludables si no tomamos en cuenta estas cuestiones. Además debemos recordar que cada persona es un mundo en sí misma y no todo aplica para todas.

Algunas sustancias presentes en las plantas aromáticas y también en las no aromáticas pueden presentar reacciones alérgicas.

Aunque no siempre es fácil determinar cuál es el componente responsable de una irritación o alergia en la piel. Algunas personas desarrollan intolerancias que no es sencillo determinar su origen. Las más predispuestas son aquellas con la piel más clara, asmáticas, o con alergia al polen, ácaros, polvo y humo.

En la cosmética convencional estas reacciones son más notables y hay mayor predisposición a sufrirlas, hasta puede convertirse en un proceso incapacitante y con necesidad de tratamiento clínico (por ejemplo quienes sufren del trastorno de “sensibilidad química múltiple”). En la cosmética natural y ecológica esto es mucho menos frecuente.

En aplicación por vía externa, el caso de la lanolina que provoca erupciones cutáneas, quemazón, descamación e inflamación. Algunos aceites vegetales como el sésamo, la oliva, soja, linaza pueden provocar reacciones leves como erupciones y brotes de granos. El aceite de hipérico usado en llagas, quemaduras solares, heridas puede provocar la reacción opuesta al exponerse al sol. Es decir, un efecto fotosensibilizante. También los aceites esenciales de cítricos, sobre todo Limón.

El aceite de rosa mosqueta en pieles muy grasas puede causar prurito y picor, sobre todo si hay acné.

Algunos aceites esenciales como el de menta piperita, citronella, anís, jengibre, ylang ylang, incienso, pueden pueden provocar irritación y dermatitis en contacto directo con la piel. Es fundamental diluirlos en aceites vehiculares. 

Algunas plantas frescas como el Laurel, la hiedra, diente de león (látex), ortigas, en este último caso la presencia de ácido fórmico genera urticaria. Está bueno tenerlo presente al momento de salir a cosechar por el campo.

El árnica puede producir edemas y dermatits vascular por sustancias bioquímicas que contiene como la helenalina, si causa un brote hay que suspender su uso al instante. Aunque al ser una planta amenazada se sugiere no cosechar.

Y otras hierbas presentan efectos rubefacientes, estimulando el flujo sanguíneo y causando enrojecimiento. Es el caso de la ortiga, la ruda, y en menor medida la canela, el enebro, el romero, la mostaza. Hablando de las más utilizadas en cosmética natural.

Con esto no intento asustarte o quitarte las ganas de utilizar plantas para tu salud, muy por el contrario: podemos generar un uso muchísimo más aprovechado conociendo sus comportamientos y sus posibles consecuencias.

¿Te pasó de tener algún encuentro así con una planta medicinal o aceite?

 

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